Recorrido sencillo que se puede hacer con la familia, paseando o en bici.
En cuanto salimos de la casa nos deleitan las vistas a los montes “Mailoak”; las cuales nos acompañarán durante un trozo del camino. Además disfrutamos del vuelo y cántico de los pájaros, así como, del sonido de los cencerros que nos indican que podremos ver caballos en libertad pastando.
Desde el principio hasta el final de la ruta observaremos distintos tonos de verdes diferenciando distintos tipos de árboles, pastos y alguna que otra flor silvestre que adorna el paisaje de color.
Durante el trayecto disfrutaremos de momentos soleados, sombríos y, también, de las siluetas que logran dibujar la combinación de los rayos del sol cuando se proyectan en los árboles.
En cuanto nos acercamos a la borda de la casa de Auzenea veremos lo que parece una playa a orillas del río Larraun. Desde este punto comenzaremos a oír como suena el río y la abundancia o no de la cantidad de agua que lleva hasta encontrarnos de frente con el muro de piedra del que brota el agua del nacedero. En todas las estaciones del año hay algún detalle que se escapa de las otras y por eso hace tan especial la visita al nacedero de Aitzarrateta. En la temporada de invierno poder disfrutar del espectáculo visual y natural que la abundancia de agua y la fuerza de la misma provocan es una maravilla. En primavera en cambio, comienzas a ver como salen las flores y el tinte verde que caracteriza a la primavera y el verano. (Foto del nacedero y los camino del rio).